miércoles, 6 de julio de 2011

Insisto.

Conquistaré vuestro delirio inminente.
Reclinaré una frágil astucia perpleja
Terminaré de errar, siendo doliente
Escribiré un verso, que se aleja.

Aleja, termina, indecente mi luna
¡Luna! ¡Luna! pasajera, de noche
Cual si fuera de manera efímera una,
linda muerte, cerrando un broche.

martes, 5 de julio de 2011

Escatimando

Un día, caminando en la calle del delirio, noté a Soledad, inmediatamente osé, escatimando en sentires, preguntarle ¿Qué se siente ser tristeza?

La dama insistió en responderme con un beso; le pedí una distancia de mi y se excusó diciendo: la distancia la da el amor, yo soy amor, yo soy quien da distancia. Tuve el error de convertirme en promesa eterna, de felicidad inagotable y de lirios de tormentas y tempestades pasajeras; soy el inútil tiempo pasado convertido en recuerdo, pasado también. 

Le instigué hasta conseguir lo que me propuse, le tenté  a ver si pudiera, volvería a ser lo que un día fue y la señora, demacrada, guardando silencio y regocijándose entre sus labios, respondió:

"Volvería a delatar a Dios, pues erróneamente, se cree que el único amor que existe es hacia él; pero yo soy tristeza, que nació de un amor crecido en tierras baldías de sentimientos sin alma, de cuerpos sin alma"

Me inspire y así le comenté:  

¡Grandiosa! ¡Grandiosa! Soledad, me has demostrado que hasta el mismo error enseña y que a la tristeza no se debe velar con ansia de superación, sino, como un vil y carnal encuentro con la vida y que para decidir conocerte, solamente deben tenerse ganas de vivir aferrado a un recuerdo... A una vida efímera.